El Club Bolívar se caracterizó a lo largo de su historial deportivo por contar con jugadores de calidad técnica para desenvolver el juego elegante, sobrio y de academia que le caracteriza, y que su tribuna reclama en cada temporada.

Bolívar se ganó el sobrenombre de la Academia por la característica de sus jugadores: fútbol de toque, elegante y habilidad de la cual sus hinchas sienten un orgullo particular de tenerla.

El reconocido escritor Fernando Diez de Medina, en los párrafos más sobresalientes de su Apología Lírica del Bolívar Legendario, comentaba lo siguiente:

´Una tarde, en Miraflores, al admirar una combinación maravillosa de pases cortos y precisos entre Alborta, Molina y Tapia, como pases de ballet, ´un fanático grito estremecido de fervor; ´¡está jugando la Academia!´ y el sobrenombre para la entidad bolivarista quedaría para siempre´.

Su primera gran figura fue Mario Alborta que junto a Alfredo Molina o Humberto Plaza dieron las primeras satisfacciones a la hinchada celeste que poco a poco fue creciendo y ganando adeptos en todo el país gracias a ese juego vistoso que mostraban en todas las canchas del país.

Llegó la década de los 50 y el fútbol de Bolívar se engalanó con la presencia de El Maestro Víctor Agustín Ugarte, desde entonces y por cinco décadas los bolivaristas tuvieron a los mejores “creadores” del país: la técnica de René Rada, las jugadas cerebrales de Ovidio Messa, la habilidad de Carlos Aragonés, las inolvidables gambetas del Chichi Romero, la inteligencia de El Zurdo López, los remates de Erwin Sánchez, las “diabluras” de Marco Antonio Etcheverry, el dribbling de Ramiro Castillo y la personalidad de Julio César Baldivieso; hicieron vibrar a varias generaciones de bolivaristas en todo el mundo.

“Al Bolívar vamos a verlo jugar para delicia de la visión, para regocijo intelectual, para exaltación de los sentidos. Sus jugadores supieron orquestar la escuadra celeste, con rigorismo de geómetras; no para deslumbrar la prepotencia de la mente colectiva, sino para dar cátedra de empuje con destreza, de habilidad con elegancia, de fortaleza con dominio de la fuerza”, agregaba Diez de Medina

Desde la penúltima salida de Julio Baldivieso de la entidad, en el año 2000, la Academia ha carecido de esos celebrados números 10, que en el mundo entero parecen estar en extinción. Varios jugadores que pasaron por la institución académica intentaron llegar a la vitrina de los grandes del club, pero en muchos casos nunca llegaron a identificarse ni asumieron la cultura de buen fútbol que pregonan los dirigentes celestes.

Víctor A. Ugarte
Víctor Agustín Ugarte nació el 5 de mayo de 1926, en la ciudad de Tupiza. Desde niño, en la escuela 7 de Noviembre, trataba de llenar el álbum deportivo y ganar el premio, pero se complacía más en coleccionar las figuritas de los grandes jugadores de Argentina.

Una tarde de 1947 llegó a La Paz a integrar las filas del club Bolívar donde inició su actividad futbolística con mucho sacrificio y empeño. Ese mismo año fue incluido a la selección nacional para participar del Sudamericano de fútbol en Guayaquil, Ecuador.

Con la Academia disputó partidos inolvidables que fueron celebrados por la hinchada que asistía al viejo Siles para aplaudir sus jugadas magistrales.

El año 1949, sin duda alguna, fue el año más luminoso de su vida, en la plenitud de sus fuerzas contando apenas con 21 años de edad. El año 1957 participó de las eliminatorias del Campeonato del Mundo donde Bolivia disputó con Argentina y Chile, donde sobre la base de su talento lo nombraron capitán de la selección nacional; fue un 6 de octubre histórico porque los muchachos habían escrito una de las páginas más gloriosas del fútbol nacional al haber logrado la hazaña de ganarle por primera vez 2 a 0 a la poderosa selección argentina; por su notable actuación. Ugarte se consagró ´El Maestro´ del futbol boliviano.

En febrero de 1958, se integró a las filas del equipo argentino San Lorenzo de Almagro, donde dio su paso triunfal siendo un eximio del fútbol. En 1963 consiguió el título de campeón sudamericano con la casaca de la selección boliviana.

El 20 de marzo de 1995, “El Maestro” no pudo driblar al destino y falleció en la sede de gobierno a los 71 años.

Entrevista a: Guillermo Monje L.:“Ugarte fue el mejor 10 que tuvimos”

Guillermo Monje es uno de los directivos más antiguos del Club Bolívar, él tuvo la oportunidad de observar a los más destacados volantes de creación que pasaron por filas del plantel celeste.

“Bolívar trajo siempre a los mejores, hoy es muy difícil encontrarlos”, remarca.

¿Cuál fue el mejor 10 que pasó por filas de Bolívar?

Indudablemente fue El Maestro Víctor Agustín Ugarte por su gran agilidad mental y física. Tenía una gran vocación de entrega y talento en cada compromiso. Recuerdo que la gente se levantaba en las tribunas para celebrar sus magistrales jugadas en la cancha.

¿Cómo pateaba los penales Ugarte?

Lo hacía de una forma muy particular ya que le daba la espalda al guardameta y luego se daba la vuelta para realizar el lanzamiento.

¿Otro jugador que le haya llenado los ojos?

Por Bolívar han pasado los mejores jugadores que lucieron orgullosos esa mítica camiseta 10, pero otro al que tengo que destacar es a Carlos Ángel López por esa capacidad que mostraba para dominar el balón, un verdadero genio

¿A quién hubiera querido tener en ese puesto?

A Eugenio Calla que estuvo en Municipal y luego se fue a Boca, también me gustaba Sergio Luna de The Strongest.

¿Y Maradona?

Mario Mercado arregló con Maradona en 1994, le tenía que pagar un millón de dólares, pero se involucró en el tema de las drogas y estaba castigado. Tenerlo en nuestro club habría sido lo máximo.

¿Extraña el Bolívar actual ese conductor de otros años?

Bastante, al margen de que ya no surgen como antes, está el tema económico que complica bastante las contrataciones.

¿A qué 10 quisiera para el equipo en el 2009?

Joselito Vaca es el mejor en su puesto, pero no me colma mucho las expectativas.

“Baldi”, el último conductor

Julio César Baldivieso fue el último gran 10 que tuvo el Club Bolívar, cuando jugó el 2000.

El cochabambino confirmó en esa temporada su calidad técnica con la casaca celeste del equipo que estuvo a un paso de jugar la semifinal de la Libertadores.

“Fui feliz en todos los lugares donde jugué, aunque es Bolívar el club donde viví muchos momentos agradables por el trato y la química que existe con su hinchada”, recuerda Baldivieso

Desde entonces, la entidad no ha podido conseguir otro jugador de esas características, por sus filas pasaron Pedro Guiberguis, Leonel Liberman, Daner Pachi, Cristhian Zermatten o el colombiano Arnulfo Valentierra, que es parte del Bolívar modelo 2008.

Todos esos jugadores de buena técnica y gran trayectoria, pero varios escalones por debajo de la calidad de los otros mediocampistas que vistieron la casaca celeste en distintas épocas.

“Ponerse la camiseta de Bolívar es una gran responsabilidad ya que no sólo sirve ganar, sino jugar bien y deleitar a la tribuna”, comentaba Carlos Ángel López.

Sin suerte

Antes del “Zurdo López”

Ante la partida de Erwin Romero, Francisco Takeo no colmó las expectativas, tampoco lo hizo Néstor Raúl Orellana.

Poca fortuna

Los argentinos Daniel Hernández y Fabio Talarico fueron otros volantes que lucieron la casaca 10 del Club Bolívar.

Fuente: La Razon.

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